Simplemente, no se puede ser feliz el 100% del tiempo. Además, tratar de serlo es agotador. Comprender que no hay nada malo en sentirse triste o frustrado puede ser una buena lección para los niños. Empezando porque la felicidad perfecta, como concepto idealizado, no existe. Según el portal The Huffington Post, la investigadora June Gruber encontró que la idea de alcanzar la felicidad como un objetivo explícito en la vida termina generando altos grados de decepción. Por eso, lo mejor es entender que este emoción viene en empaques muy diferentes y que se debe disfrutar cuando llega. De hecho, es importante resaltar que en la película la emoción se llama Alegría y no felicidad, justamente porque la primera es apenas una parte de la segunda.
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